Por suerte o desventura tuve la desagradable experiencia de ser robada… no os podéis hacer una idea el disgusto que he tenido. Que te roben, ya sea en Madrid, Pekín o Maputo… es una experiencia fea. Mi móvil y mi cámara de fotos… mi maravillosa y preciosa cámara de fotos y sobre todo las fotos que tenía en la tarjeta de memoria fueron sustraídas del coche de mi amiga Tatiana. Imaginaros la situación, cuando llegamos al coche y resulta que vemos que la radio no está y que los objetos de valor que habíamos dejado escondidos en el coche tampoco… (precisamente para no andar por la calle con nada de valor y el evitar el ser asaltados decidimos dejar todo bajo los asientos del coche).
Lo gracioso de todo y lo más irónico es que los chicos que suelen estar en la calle vigilando los coches (aquí es muy común que haya rapazes que te vigilan el coche) “no vieron nada”. Además el coche no estaba forzado, no había ninguna ventana rota ni las puertas forzadas. El coche por fuera estaba perfectamente aparcado y cerrado. Es como si lo hubieran abierto con un mando o con la misma llave…¡Pero qué sensación de vacío, de impotencia, de abatimiento! Y además llovía… si es que parece que todos los elementos se hubieran puesto de acuerdo para hacer de aquel momento mucho más desolador de lo que era.
Yo no pude articular palabra, no me salía nada… en lo único que pensaba era en las fotos que había en la cámara, por la boca de mi amiga Steph sólo salían toda clase de insultos en portugués (creo que definitivamente ya me he puesto al día con el vocabulario en portugués-brasilero en lo que a esta materia se refiere!), Alberto y Tatiana por el contrario estaban tranquilos y viendo lo positivo del asunto: todos estábamos “sanos y salvos” y por último Nerea me cogía la mano y me decía que “tranquila”.
Lo positivo de todo (porque siempre hay que ver el lado positivo de las cosas) es que no fue con violencia, ni nos apuntaron con ningún arma, ni con cuchillos ni nada de eso (desgraciadamente la mayoría de los robos son con violencia…). Lo positivo es que todos estamos bien. Lo positivo de todo es que la radio funcionaba a pesar de que se habían llevado el frontal (era surrealista ir con la radio a tope y los cables por toda la parte delantera del coche y sin poder apagarla, ni bajar el volumen, ni cambiar emisora porque los cacos dejaron el curro a medias). Lo positivo de todo ha sido que al menos no se llevaron el coche porque eso había podido ser peor. Lo mejor de todo ha sido el poder sentir todo el apoyo de mis amigos… en especial de las “maria- caipirinhas” y sus “terapias de grupo” (Katariana, Steph, Tatiana, Nerea, Odette, Lucia…¡¡sois geniales!! Vocês são muito legal!!). Lo mejor de todo ha sido que mis compañeros de trabajo se han volcado con mingo (porque además saben lo importante que es para mí...“mi cámara”) y me he sentido mimada en todo momento. Lo mejor de todo es que para lo lento que van aquí muchas veces todas las cosas en este fin de semana pude gestionar lo de mi móvil y hoy vuelvo a estar comunicada con el mundo. Lo mejor de todo esto es que pronto tendré una nueva cámara. Lo mejor de todo ha sido aprender que cuando salga no debo de llevar nada de valor para evitar situaciones como esta. Lo mejor de todo es que si no hubiera sido por esta situación nunca hubiera conocido el Mercado de la Estrella que ha sido otra experiencia…
En fin, lo mejor de todo (y como ya sabéis que yo soy de las que veo la botella a rebosar), es que aunque no todo es perfecto aquí y también pasan cosas malas como en cualquier parte del mundo, sigo feliz en esta ciudad africana y haciendo lo que me gusta, escribir.
Adoro este país…