-"Estou a precisar um chá bem quente..." es lo primero que me vino a la cabeza cuando me desperté. Abrí las cortinas de mi cuarto y el cielo estaba nublado. Todavía estamos en "invierno moçambicano" y la previsión meteorológica no era muy alentadora. El fin de semana iba a llover. No tenía planes para el día aunque sentía que no iba a ser un sábado cualquiera. Aunque aquí en Moçambique los sábados nunca son un día cualquiera. O mejor dicho, aquí los días siempre traen algo de especial, bueno o malo pero por lo menos para mí, mis días en terras maputienses nunca son monótonos. Encendí una barrita de incienso, me preparé un chá y busqué mi móvil.
Las ocho y diecisiete y nueve mensajes todavía sin leer. De fondo la música de "Les Nubians" mezclada con la música de los chapas que circulan a esa hora de la mañana por delante de mi casa. Con la ventana de mi habitación abierta podía hasta escuchar el barullo de un grupo de escolares que cantaban como locos la canción de "Patrão é patrão" de MC Roger.
Comenzaba así mi sábado y con la invitación de mi amigo Henrique para ir al barrio de Mafalala. Se iba a celebrar el aniversario de MASHAKA, una pequeña asociación mozambiqueña que trabaja con niños desfavorecidos a través de la danza y el teatro. Machaka significa familia en changana. Y en el barrio de Mafalala de Maputo significa mucho más.
Nunca había estado en Mafalala aunque no creo que fuera muy distinto de otros barrios que conozco de la ciudad: Hulene, Xipamanine, Maxaquene C, Polana Canhiço... Lo que sí me invadía era una enorme curiosidad por conocer el trabajo de MASHAKA. Había oído hablar de ella por Henrique, el joven presidente de la asociación. Metro noventa de estatura, cabeza rapada, ojos hundidos pero con una mirada profunda que no te deja indiferente.
Recuerdo que la primera vez que me habló de MASHAKA fue en una roda de capoeira. El grupo de capoeira de Henrique estaba visitando al grupo al que pertenezco e inevitablemente como buena periodista le hice un "súper interrogatorio" entre ginga e ginga. Quedé fascinada y quedamos en que algún día íbamos a quedar para conocer la asociación. Pero nunca es tarde y cuando se tienen que dar las cosas, pues se dan.
A las tres de la tarde comenzaban la celebración. Más de diez años trabajando en un proyecto social - cultural. Había que estar presente para compartir con ellos y la gente del barrio este día tan especial. Un par de llamadas y unos cuantos mensajes al móvil y ya teníamos a toda la gente organizada para ir. Repartidos en dos coches llegamos hasta una gasolinera cerca de la vieja plaza de toros de Maputo (si señores, Maputo tiene una plaza de toros, herencia de la colonización portuguesa). Dejamos el coche y esperamos a que llegara Henrique para dirigirnos hacia el barrio. Diez minutos de camino entre casas de piedra y adobe (y alguna que otra de chamizo) y estábamos listos para la fiesta.
La lluvia hizo su aparición pero a la gente del barrio le daba igual. Toda la gente y sobre todo los niños estaban rodeando el improvisado escenario. Cuatro palos de esos que se utilizan como zancos y un cartel que ponía MASHAKA conformaban la vista. Un DJ con la música a todo volumen animaba el ambiente mientras los jóvenes artistas de MASHAKA preparaban su djembes y timbilas para dar comienzo al espectáculo.
Unas horas más tarde comenzaba la fiesta. Un concurso de baile entre los pequeños y un refresco como premio servían de aliciente para animar la tarde. Es impresionante ver la cantidad de niños que no superan los diez años, que salían de todos los rincones del barrio y se iban uniendo a la fiesta.
En seguida me hice amiga de un grupo de niñas: Tania, Rosita, Diana y Amalia. Unas pequeñas que ejercieron de excelentes anfitriones mientras además pedían que les hiciera fotos. Les volvía locas eso de verse en la pantalla de la cámara digital. Sonreían, se ocultaban y volvían a aparecer. Al mismo tiempo, un viejo coche-chatarra escondía otra cantidad de niños... creo que me quedo corta si digo que dentro del coche-chatarra había como mínimo unos veinte. Dentro, fuera, encima, al lado, debajo... era impresionante. Y la música moçambicana marrabenta de fondo.
El ambiente no podía ser más de fiesta, como lo requería la ocasión. Creo que compartir estas momentos con la gente de MASHAKA y los pequeños de Mafalala nos hizo a más de uno pensar y mucho. La felicidad de los pequeños y la felicidad de los mayores no tienen precio. El orgullo de Henrique y el resto de personal que forman parte de MASHAKA por ver los logros y avances en estos años tampoco se puede describir en palabras. Trabajar con estos pequeños no es fácil y a través de la música, la danza y el teatro se pretende concienciar a estos pequeños sobre los peligros del HIV/SIDA o la malaria que están a la orden del día. Además de todo: ofrecerles una alternativa de vida. Una alternativa que se llama "arte" y que es una alternativa a la vida de la calle, a la vida del hambre, del pillaje y de la inestabilidad.
Casi las ocho de la noche y la dança y la fiesta continúan en Mafalala. Algunos de mis amigos se han ido. Otros todavía permanecemos allí. Ahora es cuando van a proyectar sobre un viejo muro un documental llamado "Caminhando no céu"sobre el viaje de 12.000 km que hicieron dieciocho personas de MASHAKA por carretera. De Maputo hasta Nairobi pasando por Malawi y Tanzania. Siete días de viaje hasta llegar al Fórum Social Mundial que se celebró en la capital keniata. Dieciséis minutos en los que pude entender un poco más el trabajo de esta asociación.
Cuando miro el reloj son casi las ocho y media. Hora de volver a casa. Unos cuantos mensajes sin responder se acumulan en la bandeja de entrada del móvil. No he podido dar señales de vida al resto de la gente. Pero el buen rollo y la cantidad de buenas sensaciones que ha provocado en mí pasar casi todo el día en Mafalala han valido la pena. Me siento feliz. ¿por qué? pues por haber estado con Henrique y con el resto de la gente en Mafalala. Por haber podido compartir como una más este día tan especial con todo el mundo que estaba a mi alrededor. Porque estos pequeños artistas me han recordado lo importante que es no perder la sonrisa. Porque la felicidad tan inmensa que tenían estos niños con tan poco no tiene precio alguno. Porque tengo cuatro nuevas amigas, cuatro princesitas de ébano que estuvieron pendiente de mí todo el tiempo. Qué fácil es hacer sonreír a un niño. Qué fácil es sonreír. Y yo preocupada por cosas que no tenían sentido...
Os finalistas do concurso de dança:
3 comentarios:
Que buena tu experiencia en Mafalala, ya sabias de sobra cuando te levantaste el Sábado, que tendrias un dia especial.
Khanimambo Sandrita por tu estrada en el blog. Ese documental del que escribes "Caminhando no céu" tiene que ser buenisimo, bueno sandris sandris que se te de bien la semanita.
Por lo que entiendo, lo mejor del proyecto de Mashaka es que lo llevan personas locales, no??
Es un topico muy cierto el de que la musica, el arte, el baile... son un lenguage internacional. Ahora porque todos estamos muy informatizados, pero ese tipo de comunicacion no verbal es mucho mas efectiva de lo que pensamos, y me imagino que tu lo pudiste comprobar in situ.
Un sabado diferente y parece que muy enriquecedor para ti.
Cuidate. Besos
Solo decirte que las fotos estan muy chulas aunque, por supuesto, me quedo con el video del concurso de baile. Oye, y quien gano al final???
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