Se llama Sete Dedos y no mide más de uno sesenta. Unas rastas finas y cortas hasta la barbilla y un cuerpo delgado pero fibroso…cuando sonríe se le ven todos los dientes tan blancos que contrastan con su piel preta. Siempre está sonriendo y tiene una paciencia…
Todavía no sé cuál es su verdadero nombre, porque todo el mundo le llama Sete Dedos y cuando pregunto a la gente porqué se llama así…nadie sabe la razón.
El primer día que le conocí, yo me encontraba a la puerta de una especie de “gimnasio” que está a cinco minutos de mi casa esperando que acabara una clase de aerobic. Una amiga me había comentado que en esa escuela daban clases de capoeria. En cuanto le vi acercarse hacia donde yo estaba, con un radiocasete del año de la pera y un niño pequeño de no más de 8 años pegado a él…supe que él era la persona a la que estaba buscando.
Una de las señoras de aerobic me dijo que él era el profe. Me acerqué, me presenté y Sete Dedos me empezó a explicar la historia de la capoeira.
La música “chunta-chunta” de la clase de aerobic acabó y las señoras medio sudadas y con todas sus carnes al descubierto empezaron a desalojar el gimnasio. Este “gimnasio” no tiene ventanas, por lo que no se percibe el olor a humanidad que en otro contexto estoy segura que sería fastidioso.
Sete Dedos enchufó el radiocasete y empezó a sonar la música de la capoeria… el pequeño que lo acompañaba empezó a dançar y dar volteretas. Los capoeristas empezaron a llegar y calentar. La clase iba a empezar.
Ni corta ni perezosa me uní al grupo… y la experiencia fue genial. Ahí estaba yo, rodeada de capoeristas moçambicanos, tratando de seguirles el ritmo, y con Dinho (el niño pequeño que siempre va con Sete Dedos) a mi lado… “supervisándome “ y “asegurándose” de que hacía bien los ejercicios. Ginga, esquiva, negativa… ginga, esquiva, negativa… ginga, esquiva, negativa…”. Los tres movimientos básicos de la capoeira.
No puedo describir lo que es dançar al ritmo del berimbau. Hay que vivirlo, sentirlo y dejarse llevar.
Pertenecer al grupo Ginga de Maputo (el nombre del grupo de capoeira que tiene su base en Pretoria, Sudáfrica) ha sido como un soplo de aire fresco en mi vida. Gente totalmente distinta, otro contexto.
Estoy feliz. Descubriendo y conociendo más este país…
besÖs para todos
2 comentarios:
Enhorabuena por el blog, leerte es como si lo estuviera viviendo en directo. Oye... ¿para cuando fotos de tu profe Sete Dedos? ¿y de tí haciendo capoeria?
ps-sigues siendo "gatinha", ¿no?
¡Qué tía, te apuntas a un bombardeo! ¡Ala... a disfrutar y a ponerte en forma! Ya me enseñarás cuando vuelvas algunos pasitos de capoeria ¿verdad?...
¡Cuídate!
Bea
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