Matola es ciudad a las afueras de Maputo. Doce kilómetros separan esta ciudad industrial con la capital moçambicana. Está relativamente cerca. 15 minutos si vas en coche y cerca de una hora si vas en chapa. Más tiempo si es hora punta. Hay mucha gente que vive en Matola y trabaja en Maputo, es como una "ciudad dormitorio" pero claro... a lo africano... esto es Moçambique.
En el barrio de Maxaba Sosimol vive Betino, un joven bailarín moçambicano. Porque una cosa que si que debo de destacar es la riqueza y variedad cultural de esta ciudad. En Maputo se respira, se traspira, se vive y se siente la cultura por todas partes. El arte está en el aire. Hay mucho talento, pero que muchísimo talento y puedo decir que yo soy una afortunada de poder conocer de cerca a algunos de estos jóvenes artistas. Betino, Idio y Edvaldo son un ejemplo de ello. Además de pertenecer en Moçambique a algunas de las compañías más importantes de danza profesional también viajan (cuando las oportunidades y el trabajo lo requieren) al viejo continente.
Antes de la aventura europea de Betino e Idio (ahora mismo andan por Francia.. vamos que están de gira y hasta dentro de un mes no volverán a Maputo) decidimos organizar una comida típica moçambicana. La verdad es que fue todo idea de Betino e Idio y disfrutamos de lo lindo.
Ya he escrito antes sobre la experiencia que es viajar en chapa. Por otras entradas escritas en este blog ya sabéis la odisea que es a veces viajar en este tipo de "transporte colectivo" como lo llaman aquí. Si señor, cada vez que cojo un chapa siempre pasa algo... y en esta ocasión no podía ser menos.
Nunca habíamos ido en chapa hasta Matola... y por eso Edvaldo vino expresamente a buscarnos. Betino le había dicho que nos acompañara ya que no es fácil llegar (sino se conoce el camino) hasta su casa. Teníamos compañero de viaje en este nuevo periplo. Así que de mañana las "marulinhas" (Steph, Marian y yO) estábamos listas y preparadas para disfrutar de este domingo moçambicano.
Nos dirigimos hacia la zona de Museu, una de las paradas que hay en la ciudad para coger chapas y buscar el que nos llevaría hacia la otra zona de paradas de la 24 de Julhio para coger un segundo chapa que nos llevaría hasta la zona donde vive Betino.
No es muy comúm ver a tres mulungus (así llaman aquí a los blancos en lengua changana) un domingo por la mañana, acompañadas por un joven moçambicano, subidos en un chapa y en dirección a Matola. Nosotros formábamos ese "extraño cuadro" para algunos y normal para otros.
Desde el primer momento que pusimos pie en el primer chapa comenzó la diversión. El conductor del chapa ni corto ni perezoso le preguntó a Edvaldo que "qué hacía con tres chicas tan guapas, qué a de dónde erámos, a dónde íbamos, cuánto tiempo llevábamos en Maputo, si hablábamos portugués, si teníamos marido etc, etc, etc...". Edvaldo que no se corta ni un pelo y le encanta la brincadera le dijo que "éramos alemanas y que íbamos a Matola" (sobre todo por la pinta de "alemanas que tenemos Marian y yo claro). Imaginad el cuadro, el chapero comenzó a decir que quería una "esposa", que quería elegir a una de nosotras.
Edvaldo le seguía el rollo y le decía que claro... "tener una esposa moçambicana es complicado, sobre todo por el tema de la dote y que es mucho mejor tener una esposa extranjera" . El caso es que el tipo me eligió a mí como esposa... mira que me han pasado anéctodas aquí pero eso de encontrar marido en un chapa... él a cambio además de la "dote" que mi "representante" Edvaldo (porque el mismo se nombró intermediario en este "negocio") pidiera me enseñaría changana. Nosotras no podíamos parar de reir.
El chapero se lo había tomado en serio y Edvaldo no dejaba de seguirle la corriente. Lo tenía todo planeado y organizado. Edvaldo le pidió una serie de requisitos si quería casarse conmigo y si lo conseguía pues el "matrimonio estaba apañado": el afilhado (ahijado) de Edvaldo como el propio chapero se autodenominó debía aprender alemán, conseguir una cabeza de vaca, pasarla por los distintos controles de aduana de los aeropuestos de Moçambique hasta llegar a Alemania donde sería la boda. Simple y fácil. Si él conseguía burlar los controlos de aduana y llegar a Alemania con una cabeza de vaca como equipaje de mano el matrimonio estaba hecho. El afilhado de un momento a otro hizo una llamada y confirmó que tenía ya la cabeza de vaca y que estaba dispuesto a hacer lo que Edvaldo decía. Sí, mi "futuro marido" se lo había tomado en serio. Nosotras no podíamos más de la risa. Era todo subrealista. La música como siempre a todo volúmen del chapa y el chapero insistiendo en organizar el matrimonio. El resto de viajeros del chapa alucinado. La cosa se fue poniendo más en serio. Ya quería mi teléfono y Edvaldo como buen representate le dijo que si quería hablar conmigo tendría que ser a través suyo.
Nosotras nos hacíamos las guiris sin darle importancia al asunto. Porque el afilhado estaba ya emocionado organizando y negociando lo de la cabeza de vaca. El tiempo pasó volando y cuando nos quisimos dar cuenta habíamos llegado a nuestra segunda parada para el cambio de chapa. Así que entre risas nos bajamos rápidamente y nos despedimos de"mi futuro marido".
Creo que esto no habría sido una anécdota sino es porque después de abandonar el chapa y llegar hasta Matola el "chapero, afilhado o futuro marido" no dejó de llamar a Edvaldo "solicitando" hablar conmigo. El pobre Edvaldo estaba traumatizado porque no dejaba de recibir llamadas y mensajes insistentes de él. En las últimas llamadas ya había conseguido cuatro cabezas de vaca y quería organizar el viaje a Alemania.
Viajar en chapa definitivamente es una experiencia. He desistido de buscar coche. Moverme en chapa es más divertido. Es vivir el día a día, estar con la gente y disfrutar de esos momentos irrepetibles que quedan para siempre en el recuerdo.
Por cierto, ¿será que valgo cuatro cabezas de vaca?
En el barrio de Maxaba Sosimol vive Betino, un joven bailarín moçambicano. Porque una cosa que si que debo de destacar es la riqueza y variedad cultural de esta ciudad. En Maputo se respira, se traspira, se vive y se siente la cultura por todas partes. El arte está en el aire. Hay mucho talento, pero que muchísimo talento y puedo decir que yo soy una afortunada de poder conocer de cerca a algunos de estos jóvenes artistas. Betino, Idio y Edvaldo son un ejemplo de ello. Además de pertenecer en Moçambique a algunas de las compañías más importantes de danza profesional también viajan (cuando las oportunidades y el trabajo lo requieren) al viejo continente.
Antes de la aventura europea de Betino e Idio (ahora mismo andan por Francia.. vamos que están de gira y hasta dentro de un mes no volverán a Maputo) decidimos organizar una comida típica moçambicana. La verdad es que fue todo idea de Betino e Idio y disfrutamos de lo lindo.
Ya he escrito antes sobre la experiencia que es viajar en chapa. Por otras entradas escritas en este blog ya sabéis la odisea que es a veces viajar en este tipo de "transporte colectivo" como lo llaman aquí. Si señor, cada vez que cojo un chapa siempre pasa algo... y en esta ocasión no podía ser menos.
Nunca habíamos ido en chapa hasta Matola... y por eso Edvaldo vino expresamente a buscarnos. Betino le había dicho que nos acompañara ya que no es fácil llegar (sino se conoce el camino) hasta su casa. Teníamos compañero de viaje en este nuevo periplo. Así que de mañana las "marulinhas" (Steph, Marian y yO) estábamos listas y preparadas para disfrutar de este domingo moçambicano.
Nos dirigimos hacia la zona de Museu, una de las paradas que hay en la ciudad para coger chapas y buscar el que nos llevaría hacia la otra zona de paradas de la 24 de Julhio para coger un segundo chapa que nos llevaría hasta la zona donde vive Betino.
No es muy comúm ver a tres mulungus (así llaman aquí a los blancos en lengua changana) un domingo por la mañana, acompañadas por un joven moçambicano, subidos en un chapa y en dirección a Matola. Nosotros formábamos ese "extraño cuadro" para algunos y normal para otros.
Desde el primer momento que pusimos pie en el primer chapa comenzó la diversión. El conductor del chapa ni corto ni perezoso le preguntó a Edvaldo que "qué hacía con tres chicas tan guapas, qué a de dónde erámos, a dónde íbamos, cuánto tiempo llevábamos en Maputo, si hablábamos portugués, si teníamos marido etc, etc, etc...". Edvaldo que no se corta ni un pelo y le encanta la brincadera le dijo que "éramos alemanas y que íbamos a Matola" (sobre todo por la pinta de "alemanas que tenemos Marian y yo claro). Imaginad el cuadro, el chapero comenzó a decir que quería una "esposa", que quería elegir a una de nosotras.
Edvaldo le seguía el rollo y le decía que claro... "tener una esposa moçambicana es complicado, sobre todo por el tema de la dote y que es mucho mejor tener una esposa extranjera" . El caso es que el tipo me eligió a mí como esposa... mira que me han pasado anéctodas aquí pero eso de encontrar marido en un chapa... él a cambio además de la "dote" que mi "representante" Edvaldo (porque el mismo se nombró intermediario en este "negocio") pidiera me enseñaría changana. Nosotras no podíamos parar de reir.
El chapero se lo había tomado en serio y Edvaldo no dejaba de seguirle la corriente. Lo tenía todo planeado y organizado. Edvaldo le pidió una serie de requisitos si quería casarse conmigo y si lo conseguía pues el "matrimonio estaba apañado": el afilhado (ahijado) de Edvaldo como el propio chapero se autodenominó debía aprender alemán, conseguir una cabeza de vaca, pasarla por los distintos controles de aduana de los aeropuestos de Moçambique hasta llegar a Alemania donde sería la boda. Simple y fácil. Si él conseguía burlar los controlos de aduana y llegar a Alemania con una cabeza de vaca como equipaje de mano el matrimonio estaba hecho. El afilhado de un momento a otro hizo una llamada y confirmó que tenía ya la cabeza de vaca y que estaba dispuesto a hacer lo que Edvaldo decía. Sí, mi "futuro marido" se lo había tomado en serio. Nosotras no podíamos más de la risa. Era todo subrealista. La música como siempre a todo volúmen del chapa y el chapero insistiendo en organizar el matrimonio. El resto de viajeros del chapa alucinado. La cosa se fue poniendo más en serio. Ya quería mi teléfono y Edvaldo como buen representate le dijo que si quería hablar conmigo tendría que ser a través suyo.
Nosotras nos hacíamos las guiris sin darle importancia al asunto. Porque el afilhado estaba ya emocionado organizando y negociando lo de la cabeza de vaca. El tiempo pasó volando y cuando nos quisimos dar cuenta habíamos llegado a nuestra segunda parada para el cambio de chapa. Así que entre risas nos bajamos rápidamente y nos despedimos de"mi futuro marido".
Creo que esto no habría sido una anécdota sino es porque después de abandonar el chapa y llegar hasta Matola el "chapero, afilhado o futuro marido" no dejó de llamar a Edvaldo "solicitando" hablar conmigo. El pobre Edvaldo estaba traumatizado porque no dejaba de recibir llamadas y mensajes insistentes de él. En las últimas llamadas ya había conseguido cuatro cabezas de vaca y quería organizar el viaje a Alemania.
Viajar en chapa definitivamente es una experiencia. He desistido de buscar coche. Moverme en chapa es más divertido. Es vivir el día a día, estar con la gente y disfrutar de esos momentos irrepetibles que quedan para siempre en el recuerdo.
Por cierto, ¿será que valgo cuatro cabezas de vaca?
4 comentarios:
Sandritta,
¡¡¡vales más que cuatro cabezas de vaca...!!! me ha gustado esta entrada. A ver si vas a volver a España con marido-chapero-mozambiqueño"...ja,ja,ja
Oye, soy un pesado pero TODAVIA NO HAS PUESTO NI UNA FOTO DE CAPOEIRA. ¡¡Nos lo debes!!
Un beso
David
Opino igual que David y creo que 4 vacas no es sufiente pero menos mal que ahi esta Edvaldo para negociar...
Por lo menos pasasteis un gran dia que no olvidaras aunque me hubiera gustado estar ahi para darle el visto bueno.
Sigue pasandolo bien. Un beso
por favor que verguenza... por cuatro cabezas de vaca consigues cualquier cosa en este país y tu vales muchos más (unas siete cabezas...)
Por cierto, no estaria mal informarse a como esta el cambio de cabeza de vaca - Euro, a lo mejor nos llevamos una sorpresa!!
Sin dudarloooooooooooooooo... una ganaderia entera.
Te queremos,
Asier e Itziar
Publicar un comentario